Recuerda
la pregunta
cincélala
hasta que sea diáfana
suave
como un lazo de seda
arrójala
a
lo inmenso del alma
así
que ondeé en el viento de lo que aún está por descubrirse
déjala
que el oreo la tome en su templanza
para
que vibre en ella la tarde soleada de altos lirios.
Bellísimo, Ardaire.
ResponderEliminarUn abrazo.
Después de leerte yo vibro también.
ResponderEliminarBesos.
El sol la arropará.
ResponderEliminarBesos.
Eso haré, besos.
ResponderEliminarHay preguntas que deben ser tratadas así. Tal es su importancia.
ResponderEliminarBellímo poema, Ardaire.
Besos