de cada flor pequeña
azul que en el camino acompaña mis pasos
Sóplame en este lienzo abierto de la tarde
los pájaros que traen
las palabras que nacen de tu viento
Sobre mi boca el pétalo que añora aquel momento
recoge de los cielos tu memoria
para saltar de nuevo
para encontrarte
en ese punto exacto en donde tú
me abrazas permanente en el enigma
que en flores y en caminos se revela
Porque tú, desde siempre, iluminas las fuentes que yo
busco
y la canción de plata en la alameda
La golondrina aquella de los lazos
que no deja atraparse
que no deja atraparse
a mí regresa en cada corazón de aire dorado
abriéndome la puerta tras los ojos
al libro de azucenas nacarado
El templo, es mármol blanco en finas curvas
la alfombra, agua que fluye en suave luz
mis pies, los peregrinos de tu aroma
descalzos sobre el hilo de tu voz
mi flor azul eterno que recojo