Recuerdo mi nombre escrito en la piedra
memoria que queda, nítida señal
de los santos signos que el rayo despierta
Gírame de nuevo
vuélame a tu vera
acércame el aire de la inmensidad
Fúndeme si es preciso
que de la chispa recorreré el camino milenario
Sóplame el canto para que llore el mundo
mientras te encuentro buscando en cada parte
Hazme vapor que lloveré en la selva de los pájaros
para que el día anuncie en su plumaje tu estandarte
Pero mientras tanto sigue sonriendo
que tu mirada es arte
y en tu sonrisa puedo perderme y recordarte en cualquier sitio
y si me traes la noche, déjame que la absorba como un líquido
para la entrega esta que no sabe
porque no hay documentos, ni palabras ni ideas
son incontables los días y los tiempos en este mar
y nosotros no nos hemos visto todavía
aunque ya nos presentimos.
"...Hazme vapor que lloveré en la selva de los pájaros
ResponderEliminarpara que el día anuncie en su plumaje tu estandarte..."
Sin palabras, así. Bellísimo.
Un abrazo...
La percepción y el saber ancestral claman en este hermoso poema lleno de éter.
ResponderEliminarBesos, Ardaire, sonrío tras leerte
El vuelo de la sonrisa es intemporal y cruza todos los cielos.
ResponderEliminarbesos
Una delicia leer por tus letras.
ResponderEliminarPero mientras tanto sigue sonriendo
que tu mirada es arte...
Un beso
Me ha gustado mucho lo de la selva de los pájaros, es una imagen muy gráfica
ResponderEliminarsublime..
ResponderEliminarel milagro que se prefigura en el primer instante de creación..
me ha encantado..
besos miles!
¡Qué belleza, qué hermosas palabras! Me encantó descubrirte.
ResponderEliminarLa mirada de tu poesia si es un arte.
ResponderEliminarun grato placer leer tus letras.
que tengas una feliz semana.
un abrazo.
Que retorno tan majestuoso.
ResponderEliminarQue poemazo.
Me gusta mucho.
Besos.