Montañas de Sol
en la entrada de un tiempo, de un jardín
noche, como las estrellas
atravesando la piel.
Acertijos enredados en el cabello trenzado
de la espiga y la niñez.
La roca, suspendida en el instante consagrado
se despierta
derramándose cual miel.
Y te busco en tu mirada que me dice
que me sopla, que me canta, que me saca
debo verte
quiero estar donde mis pies
sienten la verde
caricia de tu piel.
Mírame, que así me fundes
me desatas
me conviertes en el oro
me disparas.
Quiero ser
tu sonrisa cuando gira las distancias
la insaciable libertad de la creación
el poema de las fuentes y las aguas
al encuentro nacarado de tu voz.
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