Insisto en la suavidad de las sedas onduladas
y me acerco con paciencia al fuego de los regalos
que los pájaros
alargan hilos de sol y van volando
a la ciudad que se esconde allá en lo alto
y que el cielo en un instante
cuando la luz corretea
pinta colores cambiantes
y cantan las alamedas
Un lucero me acompaña, una antorcha
y la negra oscuridad se va a los lados
miro su estrella entre todas
miro su estrella en mi mano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario