Dios de las blancas montañas
Dios ardiente
qué bien emerges mi alma
para mirarte de frente
Tú, que sabes sustraerme
de esta, mi pequeña cáscara
solo vivo por quererte
Tú, alimentas mi esperanza.
Dios ardiente
qué bien emerges mi alma
para mirarte de frente
Tú, que sabes sustraerme
de esta, mi pequeña cáscara
solo vivo por quererte
Tú, alimentas mi esperanza.
Un poema lleno de gratitud y alegría.
ResponderEliminarBesos.
Si, es verdad. Muchos besos Amapola.
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