El olor de pureza es transparente
y no pesa
destapando el verde de la hierba
extiende una pradera
donde las flores son ventanas en la piel
Y encuentro, un río transcurriendo
entre los álamos, con sus ramas abiertas
las cañas, a los lados, bien dispuestas
la barca de madera
Más lejos, las ropas al oreo de otro tiempo
acercan un paisaje
texturas que chispean en los dedos
De pronto, camino con el sol
por una tarde y estamos conversando
llegando a lo inefable del lenguaje
sé que me está mirando
Y todo se atraviesa en mil colores
se funde con mis pasos
la brisa, el mar abierto
aquellas flores
son mi ropa ondeando.
Y todo se atraviesa en mil colores
se funde con mis pasos
la brisa, el mar abierto
aquellas flores
son mi ropa ondeando.
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