No hay jardín más hermoso
que el que veo en tus ojos
agua de mi jardín
primavera tejida en los romeros
en que un día te vi
Corazón renacido que no añora
corriendo por los cerros te encontré
llevabas un farol en tu mochila
de blanco amanecer
Llegaste desde el cielo
del centro del lucero
viajabas en el sol y te llamé
No hay mirada más clara
que la interna mirada
ni sonrisa más cierta
que en la palabra suelta
la esencia de la vida reencontrada.
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