La multitud transitaba por el fondo
del acantilado, entre sus paredes altas . Seguía en dirección
siempre lineal, pero se había llegado a un punto en el que una enorme
pared de roca impedía el avance hacia adelante. Cundía el caos, algunos
optaban por regresar, otros daban vueltas con la mirada baja, otros
gritaban, otros señalaban a otros advirtiendo sobre lo que "había qué
hacer" .
Yo estaba allí en aquel lugar y escuchaba
el clamor de un río que se acercaba desde el nivel superior, la
inexpugnable llanura abierta al cielo. Tomé conciencia de que de seguir
allí abajo, en el fondo del acantilado, el agua nos inundaría a todos y
observé que la única forma de salir de la situación era escalar las
altas paredes de roca hasta conquistar el nivel superior. Aquello
parecía imposible, se trataba de andar en vertical..!
Entonces hice
un llamado desde mi interior y, al poco, escuché la enseñanza de un
hombre que me animaba a seguir sus pasos mientras caminaba en vertical
por las altas paredes, alegre y ligero como un acróbata sonriente. Le
seguí, creo que en un vuelo, hasta la pradera superior y pude ver como
avanzaba el enorme caudal a lo lejos.
Así es, me dijo: Hay que
aprender a caminar en vertical, luego arribar a la extensa pradera
abierta al cielo y, por supuesto, hacerse a un lado cuando el río se
acerque.
Y, ¿qué pasará con todos los que están ahí abajo? Pregunté.
-No te preocupes, ellos también pueden hacer esto de caminar en
vertical. Si acaso cuéntales este cuento , el corazón es como un niño,
él entiende...
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