ella me nutre y fortalece.
En el amplio camino abierto al cielo
yo puedo ver los pájaros indicando en su vuelo
la profunda memoria de tu rostro.
En cambio, en el angosto hacer repetitivo
yo me olvido de Ti, y sueño mi desdicha.
Mi destierro es no otro que perder el contacto
con esta libertad que hay en mi fondo
abierta a lo posible en cada paso.
Y puedo trampear, inventar modos
artilugios banales, no hay salida
cuando tu luz no siento, estoy perdida.
Es una lucha ésta, permanente
entre las sombras viejas del olvido
y la verdad viviente del sentido.
Cuando tocas mi frente
se abre pronto la puerta al paraíso
y se comprende...
Tú siempre estás conmigo, pero depende
de si quiero mirarte abiertamente
y contigo tejer radiantes hilos
o dejar que la nada continúe
en su agito ruido sin sentido.