Hay un lugar en mi dispuesto a sonreír un día nuevo
donde el aire en cristales se transluce
agitando los vientos de la vida en colores y fuego
donde cantan las aves de mi alma en pájaros azules
y la ciudad escondida tras los muros comienza su relato.
Mi llamada atraviesa las cortinas y respiro el silencio
mi esperanza despierta y se conmueve recordando su dicha
Sé que sí, que es posible crear lo que se ama transformando los actos
en luceros de luces saltarinas destinados al cambio.
Mi trabajo real es escuchar la palabra ondeante
la que escribe en su vuelo por los cielos el latente sonido
la que narra en la tierra su insistencia de ser el paraíso
la que acerca la fuente de un futuro lejano y entrañable.
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